16/10/13

La final entre Bobby Fischer y Boris Spassky, según Mayorga

Siempre a medio camino entre las pasiones humanas y las pulsiones intelectuales, el teatro de Juan Mayorga se detendrá en su próxima entrega en un apasionante choque ajedrecístico: la final del Campeonato Mundial de 1972, que enfrentó a dos genios del tablero, el campeón vigente Boris Spassky, de la Unión Soviética, y el aspirante estadounidense Bobby Fischer. "Reikiavik", por la ciudad donde tuvo lugar el torneo, será el título de la nueva obra del dramaturgo español, que partirá del llamado "Match del Siglo", pero sin pretender ser "historicista". Mayorga está en pleno proceso de escritura de esta prometedora incursión en un terreno que el autor, matemático de formación, conoce de primera mano, pues su padre le inculcó el amor por el combate entre blancas y negras, aunque asegura con modestia que no es un experto en ajedrez y que hace años que no juega en serio. Como en casi todas sus obras, el texto irá más allá de la capa más obvia, la ajedrecística -"me propuse que fuera una obra que pudiera comprender cualquier persona, aunque no tuviera ni idea de ajedrez", explica- para adentrarse en lo que supuso el choque en plena Guerra Fría, con EE UU y la URSS tratando de dirimir su supremacía sobre un tablero y con dos hombres singulares entregados a fondo a ese combate. "Desde luego, el ajedrez es la vida, y estos dos personajes juegan cada partida a vida o muerte", explica Mayorga.

El autor de "Animales nocturnos" y "Cartas de amor a Stalin", entre otras obras, también verá levantar de nuevo el telón en Madrid de una obra suya esta semana, "El chico de la última fila", en la producción de La Fila del Lado dirigida por Víctor Velasco. Mayorga es uno de nuestros autores más estrenados dentro y fuera de España. La próxima semana viajará a Atenas para el estreno doble de las producciones griegas de "La tortuga de Darwin" y "Himmelweg". Esta última obra tendrá otra producción además en Barcelona, la primera en la Ciudad Condal de este emblemático texto dentro de la trayectoria del autor, un drama estrenado en su día por el Centro Dramático Nacional que trató la barbarie del Holocausto judío. "Himmelweg" incluso se estrenará en Corea del Sur. Otra obra reciente de Mayorga que tendrá versión en el extranjero será la sobresaliente "El crítico", que viajará a Argentina, mientras que la producción española que estuvo en Madrid se verá en Barcelona en febrero.

En diciembre, el autor estrenará una pieza nueva, "Los yugoslavos", y lo hará precisamente en Belgrado. Y el día 20 del mismo mes, levantará el telón en Avilés otro texto nuevo, "El arte de la entrevista", que más adelante llegará al CDN. Se trata de una historia sobre la libertad de expresión, la familia y los secretos que las personas ocultan a través de un curioso punto de partida: una joven debe realizar una entrevista a algún miembro de su hogar con una cámara de vídeo para un trabajo escolar. La elegida, muy a su pesar, será su abuela, pero la anciana reservará una sorpresa mayúscula en sus declaraciones a la ocasional periodista.

Foto: cartel de "El arte de la entrevista"

29/8/13

Un septiembre con más reestrenos que novedades


No está siendo este 2013 un año memorable, teatralmente hablando, y el comienzo del curso 2013/2014 tampoco arranca de forma prometedora: mucho reestreno en septiembre, muchos más al menos que auténticos estrenos potentes. Habrá, sí, novedades, aunque bastantes de carácter menor. Esos «rompe-taquillas» que el público espera ver anunciados llegarán con cuentagotas o se harán esperar hasta octubre o noviembre.

Entre lo más destacado de este mes, tan sólo dos auténticos estrenos comerciales con capacidad para remover la amodorrada taquilla veraniega: «El crédito» y «Los hijos de Kennedy». El primero, el nuevo texto de Jordi Galcerán, una comedia negra sobre un préstamo denegado y un particular chantaje que protagonizan Luis Merlo y Carlos Hipólito, levantará el telón el día 27 en el Teatro Maravillas, dirigido por Gerardo Vera. El segundo, un texto del dramaturgo texano Robert Patrick escrito en 1974, llegará el 11 de octubre al Teatro Cofidis de Madrid, tras estrenarse en el Teatro Arriaga de Bilbao el 26 de septiembre. Está dirigido por José María Pou, y su principal aliciente es su trío femenino protagonista: Maribel Verdú, Ariadna Gil y Emma Suárez, acompañadas por Fernando Cayo y Álex García. 

Al margen de estos dos estrenos, hay novedades como «El hotelito»; el texto de Antonio Gala, dirigido por Mara Recatero, levanta el telón el próximo día 5 en el Teatro Fernán Gómez con María Casal, María Garralón, Elena Martín, Bárbara Rey y Alejandra Torray sobre las tablas. Otro estreno comercial -al menos en Madrid, aunque llega tras una gira- será el vodevil con pareja gay a la fuerza «Un matrimonio feliz». Ellos, o sea, los dos protagonistas «hetero» obligados a casarse para poder cobrar una herencia, son Agustín Jiménez y Antonio Molero. Dirige Gabriel Olivares, a partir del mismo día 5, en el Teatro Marquina. Ya en octubre, se espera con impaciencia la «Master Class» que impartirá sin duda Norma Aleandro en los Teatros del Canal: el texto de Terrence McNally convierte a la diva argentina de la escena en otra de la ópera, María Callas, entre el 9 y el 27. Los teatros institucionales tardarán en desperezarse: el Español presentará el 10 de octubre su «Tirano Banderas», dirigido por Oriol Broggi y con el mexicano Emilio Echevarría al frente de un reparto internacional. El CDN arranca con tres «flashazos» al exterior: «El duelo», del Teatro del Arte de Moscú (19 al 22 de septiembre), «Ubu Roi», con la firma de Declan Donnellan (26 al 29) y «Seuls», de Wajdi Mouawad (4 al 6 de octubre). Al margen de eso, el 20 de septiembre llega a la sala Nieva del Valle-Inclán «Nada tras la puerta», que reúne a Borja Ortiz de Gondra, Juan Cavestany, Yolanda pallín, laila Ripoll y José Manuel Mora en su dramaturgia. Pero la programación más poderosa se hará de rogar hasta diciembre al menos.

Al margen de las propuestas más comerciales y de las institucionales, hay algunas interesantes en formatos menores o a cargo de nombres no tan conocidos: «La vida en tiempos de guerras», una versión de «Casa de muñecas» que ha adaptado y dirige el actor Franceso Carril (al que quizá hayan visto en producciones de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico) en el Teatro Lara desde el 3 de septiembre; o «La nieta del dictador», una pieza con fondo sociopolítico del dramaturgo David Desola, dirigida por Roberto Cerdá y con Inma Cuevas y Ramón Pons como protagonistas, que estrena la sala Kubik Fabrik, en su nueva programación, entre el 19 y el 22 de septiembre.

Por lo demás, como comentaba al comienzo de este artículo, nos hartaremos de ver reposiciones y obras que cambian de teatro o que vuelven tras varios años con rostros nuevos, remachadas, remozadas, rehechas, maquilladas o como quieran. Es el signo de los tiempos: «Hoy no me puedo levantar» (con un plantel argado de jóvenes rostros conocidos), «Por los ojos de Raquel Meller», éxito del teatro off al que por fin alguien (léase Enrique Cornejo) ha hecho un hueco en el Reina Victoria, un teatro de mayor formato que la, por otro lado, deliciosa sala Tribueñe, y así: «La cena de los idiotas», «El veneno del teatro», «La lengua madre», «El evangelio según San Juan», «El cavernícola», «Lutherapia», las «públicas» (hasta el CDN se apunta a las reposiciones) «Atlas de Geografía humana» y «Doña Perfecta», el exitazo «Toc Toc» (¡va ya por su quinta temporada!)... En fin, habrá más, con estrenos que llegan de Barcelona (del Lliure y de La Cubana, entre otros), pero de eso ya hablaremos. De momento, septiembre y octubre, pobretones, algo decepcionantes. Habrá que dedicarle más tiempo a las salas alternativas y los pequeños espacios nuevos, que son los que se están exprimiendo más el tarro.

Imagen: cartel de «Los hijos de Kennedy»

26/6/13

"El crédito": lo nuevo de Galcerán le mete un bocado a la crisis

La nueva comedia de Jordi Galcerán está a punto de estrenarse. Se titula "El crédito" y llegará en breve al Teatro Maravillas en una producción que dirige Gerardo Vera y protagonizan Carlos Hipólito y Luis Merlo.

En esta ocasión, el autor de "El método Grönholm", "Carnaval", "Fuga" y "Burundanga" afila el colmillo para abordar desde una anécdota bancaria y con mala leche la crisis que atraviesa España. 

En "El crédito", un ciudadano acude a solicitar un préstamo a un banco. Tras serle denegado, pondrá contra las cuerdas al director de la sucursal con una curios amenaza: le dirá que él es un galán que se lleva a las mujeres de calle, ninguna se le resiste, y, si no está dispuesto a concederle el crédito que solicita, la próxima víctima de sus encantos de conquistador será su mujer. 

9/2/13

Tolcachir, Vargas-Llosa, Saura y otros proyectos para Madrid

Hay al menos dos nombres propios con acento suramericano para el medio plazo de la cartelera madrileña. El primero, por orden de llegada, será Mario Vargas-Llosa. Hace ya tiempo que el responsable de la programación teatral del Ayuntamiento, Natalio Grueso, anunció que el Teatro Español tenía como proyecto llevar a escena las obras completas del Nobel hispano-peruano. Pues bien, la primera está ya en pleno proceso de trabajo, y será, cómo no, su pieza más emblemática y representada, "La Chunga". El Teatro Español la estrenará el próximo 25 de abril, dirigida por Joan Ollé, quien ya se hizo cargo hace unos años de la puesta en escena de "Las mil noches y una noche", el espectáculo de narraciones dramatizadas que el propio Vargas-Llosa protagonizó junto a Aitana Sánchez-Gijón, después de haber coincidido ambos previamente en "La verdad de las mentiras".

El Español prepara otro proyecto para abril, que llenará titulares, aunque éste irá al Matadero, el otro centro de exhibición que se gestiona desde el histórico teatro de la Calle Príncipe. Carlos Saura prepara ya su regreso a la dirección teatral con "El gran Teatro del mundo", de Calderón de la Barca, en un montaje que promete ser visualmente impactante. 


El segundo nombre suramericano de interés será el de Claudio Tolcachir. El aplaudido autor y director argentino de la compañía Timbre 4, de quien se vio en Madrid su trilogía centrada en las relaciones cotidianas con pequeños dramas de fondo, "La omisión de la familia Coleman", "Tercer cuerpo" y "El viento en un violín", además de "Todos eran mis hijos", de Arthur Miller, regresa a la capital con "Emilia", un nuevo texto que ha escrito -quienes lo han leído ya aseguran que está en la línea de sus afamadas tragicomedias- y que dirigirá en los Teatros del Canal, con reparto español. Se verá en Madrid, previsiblemente, a comienzos de 2014, después de levantar el telón fuera de la capital el próximo otoño.

En fechas similares estará listo el nuevo proyecto del ex director del Centro Dramático Nacional, Gerardo Vera. Será "Grey Gardens", la versión teatral del filme de 2009 -inspirado a su vez en un documental de 1975- sobre la vida de Edith Bouvier Beale y su madre, Edith Ewing Bouvier Beale, prima y tía respectivamente de Jackie Kennedy, dos personajes de la alta sociedad estadiounidense que acabaron viviendo rodeadas de basura en su mansión decadente. El productor del grupo Smedia, Enrique Salaberría, quiere estrenar el montaje en alguno de los teatros que gestiona, y ha pensado en el Galileo.

Foto: Mario Vargas-Llosa y Aitana Sánchez-Gijón, en "La mil noches y una noche"

8/1/13

El titiritero de El Corte Inglés

Conseguir el triceratops no fue lo más complejo de mi día previo a Reyes. Quizá porque, por una vez, uno había hecho casi todos sus deberes y había cumplido con el ritual de los regalos con tiempo. Tengo para mí que, como el Día de la Madre y el del Padre, la tradición de los regalos a "mansalva" el 6 de enero tiene algo del "Día de nos la han colado los comerciantes". Aunque hay que reconocer que hace felices sobre todo a los niños, que es de lo que se trata. Los mayores podemos regalarnos todo el año, por más que a muchos de nosotros la vida no nos deje a menudo ocuparnos de las cosas importantes de la vida. Luego hay otros que se dedican a repartir ilusión todo el año, no sólo un día, y lo hacen con una sonrisa y esperando muy poco a cambio. Gabriel es checo, lleva ya años en Madrid y vive de eso que aquella serie de televisión popularizó como "ñapas": un arreglo, una manita de pintura, un enchufe... Como tiene imaginación e iniciativa, se ha hecho tarjetas, una web y hasta un chaleco-anuncio que lleva siempre puesto. Si viven en Madrid, quizá se lo hayan cruzado en el metro, cargado de bártulos.

Es más probable sin embargo que lo hayan visto en la placita que hay delante del Corte Inglés de la calle Serrano. Hace ya años que ese pequeño rincón, entre el ajetreo de Castellana y el conglomerado de tiendas de lujo de calles como Lagasca, Ortega y Gasset, Claudio Coello o la propia Serrano, se ha convertido en una página de un libro, un reino mágico en el que los más pequeños pueden montar en un precioso tiovivo tradicional, admirar el pueblo de fantasía con ardillas y tejones animados que rodean la  tienda instalada a la entrada de El Corte Inglés o, sencillamente, sin gastar ni un céntimo, saltar, trepar y balancearse en un parque infantil, que tiene de todo: columpio, castillo, balancines... Y allí, en una esquina, desde hace cuatro o cinco años, Gabriel monta su teatrito de títeres.

Tienen que verlo para entender la sencilla pero poderosa herramienta que es la ilusión. Gabriel habla español de aquella manera. Pero se le entiende. Los niños le entienden. Saben que el lobo se quiere comer a Caperucita, que el príncipe es bueno y la bruja mala. Y todas sus historias tienen un público menudo, pero atento y entregado. Gabriel siempre deja caer algún guiño para los mayores en sus relatos, que si la crisis, que si Hacienda, que si los políticos, siempre sin meterse en camisas de once varas. Los niños atienden en silencio, gritan cuando toca cgritar y siguen la historia con los ojos abiertos de par en par, sentados en las pequeñas banquetas de colores que Gabriel ha dispuesto por su esquina. Ese posesivo -"su"- es tan poético como inexacto y frágil. Él lo sabe, por eso, cuando me acerco a preguntarle por una petición que exhibe en un cartel, subraya que nadie le impide estar ahí, que no ha tenido ningún problema, que no se le malinterprete. Su reivindicación, casi podríamos llamarla su humilde petición, es otra.

Gabriel ha escrito al Corte Inglés una carta -sin respuesta de momento- solicitando a sus responsables que le permitan guardar en sus instalaciones el teatrito. Para una enorme empresa como son los grandes almacenes que preside Isidoro Álvarez no debe de ser más que un pequeño trasto. No creo que el espacio sea un problema. Para Gabriel, en cambio, supondría no tener que ir y venir a diario desde su casa con su teatrito a cuestas en metro. No es sencillo: de hecho, tiene un carromato de época más hermoso que no puede traer por lo complejo que resultatrasladarlo por una ciudad. Los asientos para su público los deja cada noche a la intemperie, encadenados a un árbol y medio escondidos, porque ya le robaron cuarenta en una ocasión (¿quien robará cuarenta pequeños taburetes a un titiritero ambulante? Realmente hay que ser ruin...). Pero el resto es demasiado valioso para dejarlo allí. Desde la lógica empresarial, puede pensarse que una empresa como El Corte Inglés no está ahí para hacer de almacén de titiriteros, que es una entidad privada dedicada a ganar dinero -algo perfectamente respetable- y que sentaría un precedente. A lo último, diría que se trata de un caso excepcional, y a lo anterior hay poco que objetar. Aunque creo que los grandes empresarios se deben diferenciar por su visión comercial, para empezar, y puedo asegurarles que Gabriel se ha convertido ya en parte de las atracciones de la placita. Su teatrito representa un valor añadido, y no me cabe duda de que muchos de los padres que acuden a pasar la tarde allí acaban comprando en los grandes almacenes. Pero hay algo más, creo, que diferencia al gran empresario de verdad del mero tiburón: su capacidad para no perder la humanidad. Uno, que ha visto a Gabriel recoger las monedas que le dan con la mejor de sus sonrisas y regalar los libritos de cuentos que vende a 3 euros cuando los padres de turno no llevaban suelto -padres y madres que, a juzgar por sus ropas, sin duda no pasan apuros económicos-, confía en que una empresa con solera y de tradición familiar como es El Corte Inglés sepa estar a la altura de su titiritero particular.

Gabriel está recogiendo firmas, que es como todo acaba funcionando en este país. "Me pasó algo parecido cerca de mi casa, en el Parque de Santander, que es del Canal de Isabel II -me cuenta-. Les escribí una carta. Estos sí me respondieron, pero para decirme que no, que iba contra la política de la empresa. Les escribí otra y volvieron a denegármelo. La tercera se la envié con 800 firmas. Y entonces me lo permitieron. Una firma no hace nada. Pero una detrás de otra sí". Tranquilo, paciente, calmado, Gabriel sabe que es una hormiga frente a gigantes, que no se trata de vencer, sino de convencer. Ojalá este artículo sirva para ayudarle.


Foto: Gabriel, el pasado 5 de enero de 2012, en Serrano (Foto de M. Ayanz)