Ian McKellen, en el Teatro Español

Mario Gas ha adelantado parte de sus proyectos para la programación en 2010 del Teatro Español y el Matadero, los dos espacios que dirige, así como sus planes de futuro en la casa de la calle Príncipe. Nos lo explicó a Rosana Torres, periodista de «El País» y a quien escribe:

Habrá un «Esperando a Godot», protagonizado por Ian McKellen, que será una de las principales apuestas, como lo fue este año el Bridge Project de Sam Mendes, que regresa con «Tres hermanas» y «Como gustéis». Aunque no aclaró más, está claro que se trata de la producción del Theatre Royal Haymarket que dirige Sean Mathias, y eso significa que, además de Sir Ian «Gandalf» McKellen, en el papel de Estragón, tendremos en escena previsiblemente a Sir Patrick «Capitán Pickard» Stewart como Vladimir. O podríamos decir también Sir Patrick «Profesor Xavier» Stewart. Habrá friquismo sin duda entre los fans a las puertas del Español. Pero conviene no olvidar que son dos grandes hombres de teatro, aunque le deban su popularidad, fuera del Reino Unido al menos, al cine. Junto a ellos, otros dos actores de peso: Simon Callow (Pozzo) y Ronald Pickup (Lucky). Salvo cambios de raeparto, claro está...

Gas explicó que Habrá también cuatro o cinco producciones propias. Angélica Liddell y el último premio Lope de Vega pondrán sangre fresca, y se verá «Rock N'Roll», de Stoppard, y «Frost/Nixon». Sin cerrar, aunque probables, se cuelan la compañía de la aplaudida «Incendies» y Declan Donnellan; también hay en proyecto coproducciones: con el TNC, que unirá «Escenas de un matrimonio» y «Zarabanda» de Bergman, con Mercedes Sampietro en escena; la obra más reciente de Alfonso Sastre, que dirige Fernando Bernués... Gas baraja ahora autores: De Filippo, Genet, Buero Vallejo y Shakespeare. Además, confiesa, «seguimos estudiando a Pinter, Dürrenmatt, quizá Boris Vian»... En 2011 habrá una «revisión masiva de la dramaturgia española». Ese año termina su contrato y el director ya desvela que la de 2010-2011 «será la última temporada». «Ocho años al frente de un teatro público ya son demasiados. Pueden pasar cosas y quizá continúe, pero en ese tiempo ya has tenido ocasión de hacer lo que querías», asegura el creador, que lamenta la costumbre española de «calentar la silla».